domingo, 12 de abril de 2015

Los relojes de la Catedral de Santa Maria (Lugo) -Galicia- (Iºparte )



 Los relojes de la Catedral de Lugo aparecen bien documentados  en un estudio de  Adolfo de Abel Vilela,  este estudio  titulado “La Torre  y los relojes de la Catedral de Lugo”, nos acerca a la existencia de los maestros relojeros, sus contratos y sus obras.
Estas referencias son clave a la hora de elaborar un índice de artistas y desde luego desde el punto de vista de la evolución de la relojería en tierras españolas, no lo es menos.

La torre de la fachada norte de la Catedral Santa María de Lugo se modificó  a mediados del siglo XVI, siendo uno de los objetivos, la colocación del primer reloj de la ciudad para servicio púbico. Esta modificación fue llevada a cabo por el maestro de obras Gaspar de Arce  Solórzano, “el viejo” natural de Siete Villas de Trasmiera (Cantabria) que convirtió la  Torre de los Signos en la Torre de las Campanas y el Reloj

Hemos de mostrar una especial atención a la denominación de la  “Torre de los Signos”·  como interpretación a la lectura del paso del tiempo  con relación a  las estrellas, pues en ella estaban grabados los signos zodiacales.

Por el año 1570 comenzaron las obras de la torre, siendo el relojero Baltasar Ruiz el  que habría de construir y colocar el primer reloj.
En los planos de Gaspar de Arce, constan un alzado y una sección del cuerpo alto de la torre correspondiente al sitio donde hoy se encuentran las campanas. También se encontraban los ojos de buey donde se colocarían las esferas del reloj

El reloj de Baltasar Ruiz o Roig.

Debió ser un reloj de herrero de una sola manilla, en factura de hierro dulce que haría tocar las horas en una campana situada en la linterna  y fundida en 1577

 
De este reloj se cree que funcionó durante ciento ochenta años., sin duda debió ser reparado por varios herreros y cerrajeros, según consta en la documentación que hace referencia a innumerables apellidos. Claro es y no ponemos en duda que estos relojes carecían de cualquier sistema de regulación por lo que sus constantes averías eran el producto de la tecnología de la época.
Hay algunas cuestiones que són relevantes y que nos indican que tiempos deberían marcar estos antiguos “reloxios”. Estas cuestiones están descritas con precisión en la documentación que utilizo nuestro historiador; se refieren al toque de campanas que debía realizar el artilugio y que hoy serian imprescindibles si tuviésemos que encarar  una restauración  rigurosa.
Así se apunta claramente” que en el día nueve de marzo de 1579 se nombra a los Arcedianos de Abeancos y Deza para tratar con el Obispo y el Ayuntamiento sobre  los toques que debería realizar el reloj, acordando  que la campana del reloj , taña a prima tres o cuatro días para ver cómo suena”
Otra manifestación del cuidado que se ponía en estas obras , es el convenio de realizar una esfera que  señalara las doce horas , debería realizarse en cantería  y rellenando las letras o números, de latón posteriormente dorarlas a fuego, el campo de la esfera ha de ser azul fino y el borde tallado, al óleo de color negro

Un total de cinco relojes, parece que existieron en la torre,  siendo este de Baltasar el primero   que duró más de ciento ochenta años, según nos narra el historiador, no sin antes poner en dudas si este fue sustituido por otro realizado por   otro de los relojeros contratados  en el tiempo que se construyó la segunda campana o campana de los cuartos (1725) y que marca un antes y un después en la evolución de los relojes de torre .
De las actas se desprende la contratación de un relojero Vizcaíno, pero no menciona el nombre, así que es probable que añadiese el sistema de los cuartos  para dar sonoridad a la campana de Francisco Palacio  (Güemes) aunque ciertamente no consta en ninguna documentación y todo apunta a que fue el reloj de Lombardero el que habría de sustituir al relox de Baltasar Ruiz.



El reloj de Lombardero

Juan Antonio Fernández  Lombardero es considerado junto al cura Ladrillo, los máximos representantes de la relojería artesanal gallega del siglo XVIII.
Tenemos que fijarnos en este relojero Asturiano y cuyos antepasados descendían de Vizcaya , como uno de más firmes opositores a la entrada de la relojería de importación., construyendo sus propios  hornos para la fundición de metales y  talleres de laminación y ajuste en el centro de Asturias , con esto pretendía evitar la entrada de relojes tipo "London"que llegaban por los puertos de Asturias y Ribadeo.

En 1760, el reloj estaba terminado, duro treinta y cinco años, dicen que por los malos fundamentos de construcción (suponemos que las ruedas dentadas no eran de bronce)