viernes, 19 de julio de 2013

Escape de áncora de retroceso





Aunque el término es bien conocido por nuestros protagonistas los relojeros, se me antoja muy indicado para señalar algunas cuestiones por las cuales la historia de la ciencia y la tecnología en España fueron claves fundamentales para que se perdiera por completo aquellos conocimientos en materia de  relojería  que se habían transmitido y recogido en manuscritos  durante siglos.
Por supuesto que no se debieron a la falta de ingenio y capacidad de los artífices sino a visiones muy distintas de encarar los procesos, perdiendo así la oportunidad  de crecimiento en unas técnicas tan demandadas.




Por una parte tenemos la importancia económica de la carrera de Indias donde la explotación minera del nuevo mundo , hacía que la demanda científica y tecnológica impulsada por la Monarquía Hispánica, fuera de altísimo nivel en el ámbito naval y metalúrgico siendo por tanto prioritario cualquier programa científico que se diseñara para abarcar las necesidades del enorme  imperio ultramarino. Habíamos comentado en entradas anteriores una de las más punteras manifestaciones   científicas que tuvo lugar cuando Felipe II convocó un concurso  abierto a cualquiera que determinara la longitud geográfica en el mar. El propio Galileo Galilei optó al premio en 1616,  metodo a todas luces inviable en un barco en movimiento.
La magnitud de tan ambiciosa  pugna quedo evidenciada con el hecho de que tal cosa no fuese posible hasta que la propia evolución de los relojes en el siglo XVIII, momento en que la supremacía naval  estaba pasando a Inglaterra donde  desde 1731 se disponía de relojes como el de John Harrison, que sin péndulo ni pesas, sino con resortes, se alojaban en una caja con suspensión cardán. Mientras la tecnología relojera Española había quedado atrasada a pesar de la Real Fábrica  de Relojes y la Real Escuela de Relojería, se tuvo que recurrir a relojeros franceses como John Ellicott

Algunas pruebas latentes de la calamitosa decadencia y falta de interés por potenciar la tecnología en España  fueron las notables creaciones de José Rodríguez Losada, ya a mediados del siglo XIX (Cronometro marino de 1850-1860)






No es de extrañar que España en su retroceso , pretendiese avanzar ,  eso sí , pero sin una verdadera tecnología ( entendida como la integración de conocimientos sistemáticos,  recursos humanos  y materiales habilidades y capacitación) , procedimientos técnicos que pudieran ser aplicados  para la transformación de procesos productivos, en definitiva  la transformación de  una metodología consciente que superase el nivel de lo artesanal .


Los intentos por no perder el tren de la transferencia de conocimientos fue prácticamente inútil , aunque debemos señalar que alguna pretensión hubo  por parte de la Academia de Ciencias y de las Artes de Barcelona , donde un destacado relojero Albert Billeter, diseño y construyo los relojes Astronómicos mas visitados de España; fueron  encargos del Senado, pero como siempre no tuvo  el seguimiento  y los apoyos suficientes para dar continuidad a sus labores de investigación y docencia 



Si sabemos que volvieron a encargarle el estudio y diseño de un segundo reloj Astronómico en 1859 , este de mayores dimensiones y más complicaciones , pero el senado se desentendió del trabajo posteriormente, quizás por el tiempo de dedicación, que tardo diez años en construir o porque los tiempos políticos venían como siempre revueltos 

 En definitiva y como siempre ha venido siendo; un interminable bucle atrapaba la historia de la ciencia y la tecnología en España y es que al tiempo hay que darle tiempo y con el bien calculado se generan engranajes que hacen de la ciencia una cultura




  Así que una vez que Billeter termino su obra ,  en 1877, el reloj fue expuesto en la "Universidad de Barcelona", donde sería admirado por el rey Alfonso XII, en el marco de la exposición titulada "Manifestación de la Industria Catalana".



 


Parece ser que llamar ciencia, que técnica y que tecnología es un delicado asunto del que se ocupan, Los Estudios de Ciencia Tecnología y Sociedad,  mientras que las actividades científicas y técnicas son tan antiguas como el ser humano el establecimiento de   estas actividades ha de esperar a la Edad Contemporánea  momento que para el caso de España llego trágicamente atrasado en comparación con lo que estaba ocurriendo en el resto de Europa con la revolución industria.  No solo fallo la tan apoyada relojería  , muy pocos científicos españoles fueron  protagonistas de los cambios de paradigma que caracterizaron la sucesivas evoluciones  científicas e industriales, por eso parte de los estudios de la Historia de la Ciencia y la Tecnología en España consisten en rastrear la llegada o recepción en nuestro país , sucede lo mismo con la transferencia de tecnologías , caso que nos ha venido ocupando durante las anteriores entradas , hasta tal punto esto es así que ciencia y tecnología han sido en España una realidad marginal tanto en su organización y contexto social que se ha llegado a convertir en una especie de estereotipo nacional.



Al tiempo esta “ancora” debe avanzar y buscar  su momento exacto, pero mientas esto ocurre, no debemos olvidarnos  que estamos en el siglo XXI y aún nos quedan  algunas horas que contar