jueves, 5 de septiembre de 2013

Figura de Aprendiz (Parte 1)

 Visto lo anterior parece que la oportunidad de aprendizaje tutelado y amparado en las Reales Escuelas de Relojería queda postergada. Desde mediados del siglo XVIII y durante todo el XIX se producen una serie de alteraciones socioeconómicas que desfavorecen por completo el aprendizaje tradicional como fórmula educativa.

 Como ya hemos comentado en la España de finales del S. XVIII se intentó llevar a cabo una reforma que capacitara al pueblo español para competir con el desarrollo técnico y económico de las dos potencias predominantes, Inglaterra y Francia.

 De hecho, el movimiento de la Ilustración veía en la escasa formación del pueblo español (la falta de “luces” en términos de la época) el factor que explicaba el atraso económico y social del país. Las minorías Ilustradas de finales del s. XVIII consideraron, valoraron y apostaron por las “artes útiles”, esforzándose por modernizar al país e incorporarlo, en los campos educativo, técnico y científico, al conjunto de las naciones desarrolladas europeas, porque “de ellas se saca buen provecho”, y por ello lo técnico y lo manual deben ser acreditados e incorporados a los sistemas de educación formal


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 En materia de aprendizaje de artes relojeras e independientemente del impulso fracasado atraves de las escuelas mencionadas en anteriores capítulos , nada se detuvo, los talleres tradicionales se adecuarían con la industrialización y aunque habiendo perdido la capacidad de innovar; el propio sistema de montaje sostendría el aprendizaje del oficio, pudiendo decir que la supervivencia en el ámbito de la nueva industria , configurará un patrón que podríamos calificar de aprendizaje de corte tradicional.

 Es preciso señalar la figura del aprendiz, para ello nada mejor que un viaje por el tiempo, que siempre presente en nuestras vidas no deja de influir, otorgando la oportunidad de investigar el pasado con la firme convicción del discurrir de un futro lejano o inmediato.



 Una visión histórica de la figura del” Aprendiz”.



 Su etimología proviene del latín “aprehendere”.
 El diccionario de la Real Academia Española lo define como persona que aprende algún arte u oficio. Sabemos que el aprendizaje, siendo una modalidad de la enseñanza cualificada, es una institución de siempre, tan antigua como el propio trabajo, o nuestra vida en la tierra, los conocimientos extraídos, siempre han sido transmitidos de generación en generación.
 El código Hammurabi ya trataba las fórmulas de adopción del aprendiz y hasta la industrialización el aprendizaje de los oficios aparece en las épocas clásicas como un vehículo trasmisor de conocimiento y de profesión dentro del propio seno familiar, hasta llegado el momento que con una cierta capacidad profesional los aprendices son enviados a talleres de oficios donde conocerán las técnicas más avanzadas y salir definitivamente capacitados.


 Esta fórmula se prolonga hasta la Grecia Clásica siempre perfeccionando el producto hasta el punto de penalizar al padre si el hijo no aprende un oficio.
 Podemos observar y más adelante el tiempo dará la razón, que cuanto más amplio es el mercado de productos, más rutinario se hará el trabajo y por tanto la intensidad de cualificaciones desciende; situación que se produjo en el Imperio Romano donde ya se limitó a los artesanos a “copiar sin Innovar” salvo excepciones o casos de familiares que ponen a sus hijos a cargo de un Maestro para especializarlos en labores delicadas.
 Es en estos talleres artesanales donde se encuentran las raíces del aprendizaje moderno.

 La contratación de formación con artesanos llego a ser “norma” en Roma. Los aprendices trabajaban como ayudantes de maestro, a la vez este debería vestirlo alimentarlo y cuidar de su educación. Este modelo de aprendizaje fue una constante hasta la Edad Moderna.
 A finales del Imperio Romano, aparecen los” Collegia” que trataría de salvar los problemas de aprendizaje en especial la de formación de los artesanos, en este ámbito es probable que las profesiones lleguen a convertirse en herencia para los descendientes de los colegiados . Se supone que así el aprendiz, al haber adquirido una formación sustancial prestase posteriormente unos servicios de mayor valor.
 Es así como Digesto (código civil de la época romana) se plantea la figura del aprendizaje. Como “Locator” de su propia actividad frente a la del maestro, dando lugar a una “Locatio conductio operarum.


 Durante la época gremial en la Edad Media, el aprendizaje se define por dos características, una la teórica otra la práctica que adquiere cierta autonomía y perfil profesional Igual que en anteriores épocas, las relaciones del aprendiz con el patrono dentro del gremio, conservan las mismas formulas, el personal está casi siempre constituido por padres e hijos, asegurándose el relevo de la profesión.
 Posteriormente, a medida que se desarrolla la industria, se irán incorporando personas ajenas; siempre como aprendices. Los aprendices solían vivir en las casa del patrono quedando sometido a su tutela y cuidado.
 También estaban regulados los contratos en las escrituras de aprendizaje que siempre aparecen junto a las de tutela o pupilaje Esta situación se prolongara hasta la Edad Moderna donde las disposiciones sobre aprendizaje conservan idéntica inspiración; ahora bien, la obligación fundamental durante este periodo es la de enseñar al aprendiz; es por ello que se debía pasar examen (Obra maestra)

 En muchos gremios se prohíbe que la viuda continúe a cargo de los aprendices de su marido; respecto a la capacitación puede ampliarse el tiempo de servicio junto al maestro, es así como enseñanza y calidad pueden asegurarse disminuyendo el número de aprendices por el patrono. Todas estas cuestiones y algunas más quedan reflejadas en los Estatutos Gremiales.

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 De estas reseñas que son parte de la historia del aprendizaje podemos concluir que hasta llegado, el siglo XIX, la trasmisión de conocimientos de los relojeros fue paralelo al de otras enseñanzas artísticas y artesanales, siendo común que los talleres fuesen heredados durante generaciones entera.