jueves, 29 de enero de 2015

Relojes de la Catedral de Toledo II

El segundo reloj del que tratamos, es sin duda el reloj español de torre más importante. Esta firmado en 1792 por nuestro compatriota Manuel Tomas Gutiérrez
 El reloj sale al exterior por la puerta de la Feria, tiene una sola aguja que señala la hora por su posición teórica entre cuartos, aunque en el interior nos señala los minutos.


 Su esfera interior es de gran tamaño, estilo plateresco, en madera dorada, por encima podemos apreciar las figuras autómatas 


 La esfera de la maquinaria es totalmente calada y sus agujas filigrana gruesa, por decirlo de algún modo. La estructura superior de la jaula esta rematada con cuatro copas de bronce dorado, soporta un baldaquino sobre el que posa “Cronos” .


El reloj esta rematado con dos alegorías de las estaciones del año. Se encuentra alojado en la misma cámara que estuvieron los anteriores relojes (algún documento afirma que los hubo desde el siglo XI) Esta cámara se podría decir que es digna del reloj de Manuel Gutiérrez, adornada con molduras doradas y coronado por una preciosa cúpula sobre la maquina; atraves de los cristales pueden verse las pesas y la péndola real del reloj.


 Hay una inscripción que nos recuerda:
 OMNIA METITUR TEMPUS, SED EGO METIOR IPSUM, ARTIFICIS FRAGILI MACHINA FACTA MANO 
Su esfera exterior es de extrema sobriedad, cosa que contrasta con el estilo plateresco que se desborda en la esfera del interior, esta última de mármol rodeada de granito gris, es de una sola aguja como hemos comentado. El campanario. hoy inexistente acogió las campanas de las horas, que procedida del convento de Carmen Calzado, fundida en 1677. La campana de los cuartos pertenecía a la parroquia de San Justo, fundida en1740. Este reloj se construyó para doce horas cuerda, estimamos que fue algo que debió ser exigencia al ilustre relojero, más en la “restauración” de 1881 se le doto de 24 horas cuerda sin más que ahondar el foso por donde habrían de circular las pesas. Encima de la esfera hay una hornacina que da cobijo a dos figuras vestidas de época de Carlos V con sus clavas o mazas en aptitud de golpear las campanas; estos autómatas dejaron de cumplir su función en época de las reformas conciliares. Luis Montañés Fontela ya nos avanza en la época de su estudio sobre esta pieza (1965) hoy en día está perfectamente contrastado.,que dichas reformas conciliares , no solo afectaron a los toques de campanas litúrgicas sino que alcanzo a todos los relojes de interior de catedral, que contasen con autómatas , particularmente durante el seiscientos . Según el historiador Italiano Antonio Simoni , al que alude Montañés Fontela “ En momentos de estricta observancia estos relojes (refiriéndose a los de cimbalillo ) dejaron de contar con el favor de los sacerdotes” , que se lamentaban , por distraer más que por edificar a los fieles”. Confirmado también por el investigador Irlandés Colín J, Roob.


 Esta pequeña edición, no pretende igualarse ni mucho menos al amplio estudio sobre este tema, realizado por Luis Montañés, pero si pretende realzar y también cuestionar algunas de las reseñas que nos aporta, sobre su futura restauración. Pero esto forma parte de los Estudios de Restauración de los Relojes de Catedrales
 No obstante en pleno siglo XXI, y dado los grados de profesionalización exigidos para la intervención de los bienes culturales en general, resulta extraño que no se halla aun decidido por un Centro de Referencia Nacional o Internacional, cuestión que choca frontalmente con el ideario de Unesco, para la preservación estudio e intervención de bienes culturales. Seria a buen seguro una idea que perseguiría hoy en dio nuestro más afamado relojero Manuel Tomas Gutiérrez.