jueves, 25 de abril de 2013

Clepsidra



Estos instrumentos se utilizaron desde antiguo, probablemente inventada por los Caldeos, fueron desarrollados durante la hegemonía islámica, pues el cumplimiento preceptivo de las cinco oraciones exigía un cómputo horario preciso.
Fue entonces cuando se ingenió la clepsidra, o reloj de agua, aparato contenedor del  líquido, en origen de barro  con un  agujero,  cuyo funcionamiento interno regulaba el paso de las horas; fue usada en Egipto y Babilonia antes del año 1500 a.C.; la más antigua fechada es la egipcia de hacia 1380 a.C.


La ciencia griega desarrolló la clepsidra-horologio en sí misma o en combinación con autómatas. Un importante paso evolutivo fue la aparición de la clepsidra de agua entrante, que debió de ocurrir un poco después de la de agua saliente, lo que llevó a un mejor control del tiempo al introducirse un flotador. Vitrubio atribuyó la invención de este flotador a Ctesibio y su uso está atestiguado en Roma en 159 a.C.5. También nos relata Vitrubio cómo Ctesibio hizo un reloj con una vara unida al flotador
Este tratadista describe un reloj al que denomina anafórico, porque hacía girar las constelaciones del zodiaco sobre el horizonte. Su mecanismo era una clepsidra de entrada de agua en la que el flotador subía a una velocidad constante; el eje horizontal giraba por completo cada veinticuatro horas. El uso de la clepsidra en Grecia y Roma fue muy importante, como por ejemplo para limitar el tiempo de los que intervenían en los juicios; en Roma se usó para marcar la duración de cada carrera de los grandes juegos en el Círculo Máximo.



En el imperio bizantino los relojes eran de uso público. Un relojero desconocido construyó el famosísimo de Gaza a principios del siglo VI, descrito por Procopio, miembro de la corte del emperador Justiniano, quien relata cómo era su exterior pero nada de su interior. Era un edificio exento construido en una plaza pública; tenía una cabeza de Gorgona cuyos ojos brillaban al final de cada hora y dos filas de doce puertas, la superior para la noche que se iluminaba con una luz que se movía a lo largo de las doce puertas para indicar el paso del tiempo. En la fila inferior, para el día, al final de cada hora un águila salía del muro y desplegaba sus alas. Cada puerta se abría mientras una figura de Helios se trasladaba por un borde delante de las puertas e indicaba la hora. Otra figura de Hércules salía de la correspondiente  puerta e indicaba uno de sus doce trabajos, lo que demuestra que la gente conocía el orden de sus hazañas.




La importancia del cómputo horario para los musulmanes
El establecimiento de un cómputo horario lo más exacto posible fue necesario para la vida religiosa musulmana.En los horologios musulmanes se solían usar piedrecitas o bolitas metálicas, que con su sonido al caer en un platillo,,de metal marcaban la hora.
Los ‘abbasíes de la legendaria Bagdad fabricaron extraordinarios artilugios, como el que funcionaba por mecánica de agua que regaló el califa Harún al-Rašíd al emperador Carlomagno, era de cobre con incrustaciones en oro. Señalaba la hora sobre un cuadrante y deja caer en ese instante la cantidad correspondiente de bolitas de metal sobre una bandejita, y producían los sonidos en número correspondiente;  se abrían unas puertitas de donde salían la cantidad de caballeros armados (de acuerdo con la "hora" señalada) que hacían varios movimientos.
El tratado griego conocido bajo el nombre de Arquímedes se ha conservado
sólo en traducciones árabes. Describe relojes con artilugios, como el de los pájaros que dejan caer bolas que suenan en platillos metálicos, la cara de la Gorgona a la que se le iluminan los ojos, las columnas con anillos que se mueven para marcar las horas, hombres atados que son decapitados, jinete con espada montado de pie sobre la grupa del caballo, dos columnas con figuras que suben y bajan según las horas, árbol con pájaros piando a veces con terror por tener dos serpientes en la base, y pequeñas figuras de hombres que tocan música


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En el siglo IX los tres hermanos Banú Musà se educaron bajo el mecenazgo del califa ‘abbasí al-Ma’mún (198-218/813-833) hijo de Harún al-Rašíd. Describen mecanismos similares a los usados en los horologios, pero ningún reloj. Hablan de una lámpara que se podía adaptar como una pieza para marcar el tiempo10. En la legendaria Bagdad se sabe también que en el año 305/917 había un horologio con la forma de un árbol de plata en una gran alberca; tenía muchas ramas y múltiples tallos, sobre los que había pájaros de plata o dorados que cantaban a intervalos11. Al-Juwarizmí a fines del siglo X describe preciosos mecanismos que se podrían incorporar a horologios.
Ibn Hayyán en el Kitáb al-muqtabis fí ajbár al-bilád relata que ‘Abbás ibn Firnás construyó una minkána, u horologio, y la ofreció al emir omeya de Córdoba, Muhammad I (238-273/852-886). Del siglo X han aparecido en la ciudad palatina de al-Zahra’ tres relojes fragmentados de sol en el extremo SE de la parata donde se halla el edificio denominado Dar al-Yund por Félix Hernández Giménez, que se encuentra por encima de la mezquita. Dicho arquitecto los encontró en esta esquina de la terraza y por su situación servirían para avisar de modo constante a los almuédanos del alminar para que llamasen a las oraciones canónicas.
Al-Murádí, en el siglo XI en Toledo, estudia en su tratado 31 modelos mecánicos de los cuales son horologios  que marcaban el paso de las horas por el movimiento de los autómatas,
Al-Zarqali en el siglo XI construyó dos grandes relojes de agua a las orillas del río Tajo en Toledo; consistían de dos contenedores que de modo gradual se llenaban mientras la luna crecía, y se vaciaban según la luna menguaba. Estos relojes aún estaban en uso cuando Toledo se conquistó en 1085, y uno de ellos aún funcionaba más de medio siglo después.




En China se conoció la clepsidra de agua entrante en los dos modelos diferentes existentes desde el periodo Han (202 a.C. al 221 d.C.) hasta la Edad Media. En 1090 Su Sung y sus colaboradores construyeron una torre-reloj astronómica en K’ai-fêng, en la provincia de Hanan, entonces la capital del imperio chino. El texto que acompaña el dibujo que se ha hecho de este reloj dice:
“El mecanismo del reloj movido por una noria y enteramente encerrado dentro de la torre, hacía girar encima de la plataforma la esfera armilar que servía para resolver problemas de trigonometría esférica, así como un globo celestial en la planta alta. Figuras de muñecos avisaban el transcurso de las horas y los cuartos de hora por medio de señales visuales y auditivas”.
Los principales artífices y tratadistas musulmanes de los siglo XII y XIII fueronal-Jaziní, Ridwán y al-Yazarí. El primero, de origen cristiano griego estuvo activo entre 509-515/1115-1121-2 en Marw. Trabajó para el sultán Sinyar ibn Malik Šah ibn Alp Arslán. En su libro Kitáb mizán al-hikma trata de la medida del tiempo y de la balanza para las horas y sus divisiones.
Ridwán fue hijo de relojero y escribió el Libro sobre la construcción de relojesy su uso. Era originario del Jurasán, fue a vivir a Damasco en 549/1154 y murió en569/1174. Por deseo del soberano al-Malik al-‘adil Nur al-Dín ibn Zaní construyó una manyána junto a la Bab Yayrun situada en el E del patio de la mezquita omeya de Damasco. Este horologio se desmoronó incendiado, pero lo volvió a levantar con mejoras. Tras su muerte se volvió a estropear y sólo su hijo lo pudo arreglar, lo que ultimó en 600/1203. Según traducción de Juan Vernet,
“el mecanismo de este reloj se hallaba en una algorfa o cámara que en cierto modo se abría a una galería, a la derecha conforme se salía de la Mezquita por la Bab Yayrún. Señalaba el reloj las 24 horas de la jornada. Para las 12 diurnas había 12 ventanillas, cada una con su puerta, que se iban cerrando sucesivamente cuando la hora acababa. El fin de la hora quedaba señalado por el ruido de dos bolas de cobre al caer en unas cubetas, también de cobre, que había debajo de las ventanillas primera y última. Las bolas —tragadas por las cubetas para tornar a la algorfa y ser reemplazadas— caían del pico de dos halcones de cobre encima de las cubetas.
Las 12 horas nocturnas eran señaladas de modo distinto. Encima de un arco cegado y colocado sobre las ventanillas de las horas diurnas, había 12 pequeños orificios circulares cerrados por vidrios rojos. Tras ellos, movida por agua, iba pasando una candela encendida, con velocidad calculada para que durante cada hora estuviese en cada círculo. Siempre había, pues, un círculo iluminado, que señalaba la hora. Así se deduce de la mediana explicación, que por supuesto no explica el mecanismo, vigilado constantemente por un encargado o mutafáqid”.




 Al-Yazarí escribió el Kitab fí ma‘rifat al-hiyal al-handasiyya, “El libro del conocimiento de los ingenios artilugios mecánicos”, por orden del sultán Nasir al-Dín Mahmud (597-619/1200-1222) y lo acabó en 603/1206. Es el maestro del mundo islámico en hacer estos horologios. Trabajó en Diyar Bakr bajo los artuqíes, donde comenzó en 577-578/1181-1182 y continuó hasta entrado el siglo XIII. Era de al Yazira al NO de Mesopotamia y fue gran experto en la construcción de mecanismos científicos. Uno de los más célebres es el reloj de los cinco músicos, que muestra un pabellón cúbico sobre columnas centrado por un arco en cuyo trasdós hay 12 círculos y a cada lado del mismo la base para una cubeta o cuenco metálico, y por encima de cada uno un pequeño arco con un águila. Sobre el arco central de medio punto aparece un friso con un piso inferior que muestra doce cuadraditos yotro superior con 12 taqas, las cuales se cerraban por dos postigos. Remata la estructura del pabellón, a modo de bóveda, un semicírculo.
Cuando llegaba la hora el mecanismo de la clepsidra funcionaba y mostraba la hora de tres modos: echaban las águilas de su pico una bolita a los cuencos, o cubetas, metálicos para dar la hora; al mismo tiempo los cinco músicos empezaban a tocar sus diferentes instrumentos; si era de noche uno de los 12 círculos del arco se encendía para indicar la hora nocturna; si era de día, las taqas se abrían, una a cada hora, y mostraban una figurita, mientras que giraba el semicírculo de remate que simulaba la bóveda —por ser en realidad un círculo del que sólo se veía la mitad—, e iba mostrando los 12 signos del zodiaco.
Otros horologios famosos son el del hombre cortando la vela que se quema y disminuye al consumirse y el del barco.
El reloj del barco de al-Yazarí estaba hecho de placas metálicas de azófar y por el interior el casco estaba forrado de plomo para evitar la oxidación del mecanismo interno de la clepsidra. Era un objeto portátil, porque su parte baja trilobulada servía de base de colocación y el remate de su cúpula puntiaguda de asa para cogerlo y cambiarlo de sitio. El barco en su proa termina en una espiral y dentro de su casco muestra un caldero hemisférico o flotador enganchado a una cadena, la cual sube al mecanismo de eje de giro dentro del castillete (qasr) cuadrado. Éste se apoya en cuatro columnas con capiteles bulbosos que sostienen el arco mixtilíneo del lado que vemos del castillete, el cual muestra remate de almenas de lados curvos a modo de trifolias. La cúpula (qubba) apuntada remata en el asa perforada. 
La base del castillete es cuadrada con almenas de dos dimensiones alternas en sus bordes. Por encima aparece una semicúpula (mikabba) que sostiene una plataforma horizontal (sarír) dividida en 15 partes iguales. Estas 15 divisiones, de cuatro minutos cada una (4 x 15 = 60), dan la hora, y la figura de un hombre sentado, que en su mano derecha tiene un cálamo, apunta a la primera en el dibujo. Por debajo de los capiteles del castillete hay a babor y estribor sendas barras horizontales (‘idáda) con un agujero para el eje movible en el que engancha la garra (yad) del dragón-serpiente (thu‘bán), cuyo cuerpo forma una espiral y su cabeza con orejas, boca abierta y dientes agudos sale fuera del castillete y mira a un halcón de modo amenazador. Una cadena engancha el cuerpo espirilíneo del dragón al cubo del flotador. Otra cadena desciende de la clave del arco mixtilíneo al eje y de éste al cuerpo de la figura del hombre sentado. Mediante estas cadenas se pone en acción el mecanismo desde el flotador.
El funcionamiento de este horologio estaba programado para 24 horas. Al comienzo del día el cálamo del hombre apuntaba a la primera de las 15 divisiones e iba de una a otra lentamente. Cuando el cálamo pasaba las 15, había transcurrido una hora. Entonces el halcón abría el pico y dejaba caer una bola (bunduqa) maciza de bronce dentro de la boca del dragón-serpiente, que al recibir el peso giraba hacia abajo y la soltaba sobre el címbalo de la proa, de modo que se marcaba la hora de manera acústica. Luego, la cabeza del dragón-serpiente volvía a su posición hacia arriba y el hombre con el cálamo se colocaba de nuevo en la primera división.
Estas divisiones para marcar la hora son parecidas en la clepsidra del barco y la del elefante, de la que me ocupo ahora. Ambas tienen el hombre sentado con cálamo en una plataforma marcando el paso de los minutos, castillete, el sistema de cadenas, halcón que suelta la bola por el pico y dragón-serpiente que la hace caer para sonar de modo acústico, aunque la clepsidra del elefante es mucho más completa y bonita. Es también la más famosa y la más reproducida en láminas de copias de diferentes periodos artísticos del Islam.
Este reloj del elefante reúne todos los conocimientos logrados por al-Yazarí con distintos tipos de clepsidras. Marca las horas y las medias y tiene, en parte, doble sistema de artilugios para efectuar esta labor: dos halcones, dos serpientes-dragones y dos orzas. Como la miniatura es una pintura plana sin fondo , no muestra más que una cara del horologio, pero hay una intención de volumen al representar al conductor del elefante y a la figura sentada con cálamo vueltos dos tercios de su cuerpo hacia el espectador, lo cual da una sensación de profundidad. El elefante es de cuerpo rechoncho, patas cortas adornadas con unas cintas, tiene trompa y rabo demasiado largos, lleva un collar ceñido al cuello y otro suelto con una campana que anunciaría su movimiento si fuera vivo. El animal no es articulable; su chapa metálica está pintada y por dentro forrada de plomo para evitar la oxidación de la clepsidra que alberga.
Dirige al elefante un conductor (fayylal) hindú sentado sobre la espalda. Lleva en la mano derecha un pico (fás) levantado y en la izquierda un mazo (midaqqa) que apoya sobre un tambor encima de la cabeza del animal. Sobre los hombros de éste hay dos orzas (qadah) fijas y perforadas en su base para dejar pasar las bolas (banádiq). Sólo una orza se ve en la miniatura por representar únicamente un lado del reloj. Cubre la espalda del elefante una manta con decoración de ataurique y nueve borlones colgantes. Encima de ésta descansa una plataforma cuadrada decorada con ataurique, a modo de trono (sarír) o palanquín. De las esquinas de la plataforma se elevan cuatro columnas que acaban en capiteles —con un círculo con flor y por encima hojas de acanto—, las cuales sostienen un castillete (qasr) que tiene en tres de sus lados un arco lobulado puntiagudo y remata con un friso a modo de balaustrada (darabzín) decorado con una cenefa de cintas y otra de ataurique. Una cúpula (qubba) con un pájaro en su cima remata el castillete.
Dentro de la parte baja hay una plataforma que tiene una base hemiesférica (mikabba) con un pedestal que sostiene la plataforma (sarír) sobre la cual hay una figura sentada con un cálamo en su mano derecha que apunta hacia una serie de 15 divisiones (de 4 minutos cada una), y va indicando el paso del tiempo según el cálamo se mueve de una división a otra. Cada hora consta de 15 divisiones y la media hora de 7½.
Unen las columnas de cada lado del castillete sendas barras (‘idáda), como en el reloj del barco, que se traban entre si por un eje cilíndrico en el que giran los cuerpos espirales de dos dragones-serpientes (thu‘bán). Tienen dientes en su boca, cuernos y orejas en sus cabezas, escamas en sus cuerpos, los cuales giran como espirales en torno al eje central y están rematados con preciosas garras (yad) aladas desplegadas.
Como hemos visto en el reloj del barco, el eje tiene unas cadenas que accionan los mecanismos dentro del castillete, dos que ascienden desde la plataforma cuadrada del templete con la figura sentada y una que cuelga de la clave del arco.
En el lado frontal del reloj, visto de perfil, hay una plataforma alta y oculta dentro del castillete (que no se ve en la miniatura), con una figura de un hombre sentado,  con barba e ‘imáma, o turbante. Sólo se ve la parte superior de su cuerpo y su brazo izquierdo, que descansa en la cabeza de uno de los dos halcones que proyectan del castillete la cabeza y la parte frontal de su pechuga y ala. Encima del hombre hay una placa inclinada semicircular, la cual sólo se ve de perfil en la miniatura. Tiene 15 círculos redondos que representan este número de horas, cubiertos interiormente por placas planas circulares de plata que tienen una parte blanca y otra negra.
Por la descripción que se hace de otro horologio, el sultán ayyubí al-Malik al-Kámil de Egipto25 regaló un astrolabio de engranajes en 1232 al emperador Federico II Barbarroja. Era:
una máquina de construcción admirable que vale más de cinco mil ducados. Efectivamente, parecía interiormente un globo celeste, en el cual las figuras del Sol y de la Luna y de los demás planetas, reproducidas con la mayor habilidad, se movían accionadas por pesas y ruedas, de modo que, efectuado su recorrido a intervalos determinados, indicaban la hora tanto de noche como de día, con una infalible precisión; y los doce signos del zodiaco, con ciertas características apropiadas, que se movían con el firmamento contenían en ellos la marcha de los planetas26.
Yaqút ibn ‘Abd Allah y Muhammad al-Qazwiní describen los relojes bizantinos de Antioquía, Constantinopla y la Isla de Malta27. Yaqút describe el de Antioquía:
Sobre una de las puertas de su iglesia estaba el finyán de las horas, que funciona noche y día constantemente. Era una de las maravillas del mundo”. Al-Qazwiní dice que “Sobre la puerta de la iglesia de Qasyán está el finyán de las horas para marcar cada una de las doce horas de la noche y del día”.



El reloj de Constantinopla lo describe al-Qazwiní. Estaba situado en el manár, edificado en la plaza:
En él estaba el finyán de las horas en el que hay doce puertas, cada puerta con postigo de un palmo de longitud según el número de las horas. Cuando empieza una hora de las horas de la noche o del día, se abre la puerta a la cual esa hora pertenece y sale de ella una figura que no deja de estar de pie hasta que termina la hora, y, cuando ha pasado la hora, aquella figura se mete dentro y se cierra la puerta, al tiempo que se abre otra puerta y sale de ella otra figura del mismo modo”. Relata el griego que lo hizo el sabio Bulunyús = Apolonio”.
Al-Qazwiní  describe así el horologio de Malta:
“Cuenta Abu l-Qásim ibn Ramadan al-Malití: Cierto ingeniero de Malta construyó para su rey una figura (sura) mediante la cual se sabían las horas del día. Tal figura arrojaba bolas en forma de avellana sobre el platillo (banádiq ‘alà l-.sináy). Dijo a ‘Abd Allah ibn al-Sumnatí, “remata este hemistiquio: una muchacha lanza bolas al platillo” y le contestó: “con las cuales los corazones marcan sus latidos”.
Tanto el horologio de Constantinopla como éste indicaban las horas por figuras, que en el caso de Malta salían fuera de su taqa y lanzaban una bola en forma de avellana dentro de un platillo para dar la hora de modo sonoro. Este sistema acústico, que ya hemos visto en los horologios musulmanes descritos, aparece en los del Magrib y el sultanato nazarí.
En la segunda mitad del siglo XIII, en la corte del rey de Castilla Alfonso X el Sabio (1252-1282), el judío Rabbi Isháq ibn Síd (= Rabbí Isaac ibn Sid) inventó el reloj de mercurio, descrito por el rey Alfonso X en su Libro “del saber de astronomía. Esto demuestra que existía una tecnología de lujo en al-Andalus, cuyas fuentes árabes se tradujeron al castellano bien de modo literal, o bien parafraseándolas, para que la ciencia cristiana las conociese.
Según un texto de Ibn Fadl Allah ‘Umarí se ha estimado que junto a la mezquita Kutubiyya de Marrakuš existió un horologio en época de los almohades, o quizá de tiempo almorávide. Los dos grandes restos de minyánas magribíes de carácter público se conservan en Fez, una frente al portal de entrada de la madraza Bu ‘Inániyya y la otra dentro de una cámara alta del alminar de la mezquita de al-Qarawiyyín, a la que han precedido otras dos perdidas y de las que sabemos por el cronista de Fez, Abu l-Hasan ‘Alí l-Yazna’í. De la de Bu ‘Inániyya, este autor dice que:

“Abu ‘Inán al-Mutawakkil —a quien Dios le otorgue su misericordia— hizo construir una minyána con taqas y cuencos (tass, pl. tusús) de bronce. Se encontraba situada la misma enfrente de su nueva madraza que estaba ubicada en el zoco del alcázar ( súq al-qasr) de Fez. Hacía sonar cada hora una pesa que caía en un cuenco y se abría una taqa. Esta minyána fue construida en los últimos días de la edificación de la madraza, el 14 de Yumadà I, 758/6 de mayo, 1357, bajo los cuidados del relojero (= muwaqqit) del rey Abu l-Hasan, ‘Alí ibn Ahmad Tilimsaní, el astrónomo (= al-mu‘addil)”.
No queda nada del mecanismo interior del reloj. Se conserva deteriorada la fachada que soporta los platos cóncavos y las taqas que eran los indicadores del reloj, todo ha sido eliminado en la demolición y reconstrucción del interior hace más de un siglo.
Pasemos ahora a las sucesivas minyánas que hubo en el alminar de la mezquita de al-Qarawiyyín. Según Abu l-Hasan ‘Alí l-Yazna’í, la primera minyána que hubo en el alminar de esta mezquita la hizo Abu ‘Abd Allah Muhammad ibn al-Habbák al-Tilimsaní  de Tremecén en 685/1286, relojero (al-mu‘addil) del santuario. Al parecer era un mecanismo portátil que se componía de un recipiente de cerámica cocida con un tubo de salida de agua de cobre, y que se situó en la habitación alta del alminar, no habiendo quedado rastro alguno de ella.
Conforme con este autor, la segunda minyána que albergó el alminar la construyó Abu ‘Abd Allah Muhammad al-Sinhayí al-mu‘addil en 717/1317. Las divisiones de sus escalas estaban grabadas por Abu ‘Abd Allah Muhammad al-Saddiniyya al-Qaratsuní; pero en treinta años ya estaba estropeada y la tuvo que restaurar Abu ‘Abd Allah Muhammad ibn al-‘Arabí en 747-749/1346-1348, quien le añadió una red de astrolabio. Una inscripción fijada en torno al indicador de éste —hoy robada de su sitio— daba la fecha de una restauración del 763/136235. Este reloj lo llegaron a ver en funcionamiento el sultán nazarí Muhammad V y su visir Ibn al-Jatib en su exilio de 1359-1361, cuando los acogió y protegió el soberano Abu Salim en Marruecos.
Hubo horologios palatinos magribíes para la celebración de mawlids en Fez y Tremecén. Este tipo de horologio mueble, como el descrito por Ibn al-Jatib —con taqas (o mihrabs), cuencos metálicos, bolas, pesas y figuritas—, aparece en el Magrib por lo menos a partir de mediados del siglo XIV y se utilizaba en los mawlids palatinos. Eran objetos portátiles, más o menos ligeros, de los que no nos ha llegado ninguno por su fragilidad y uso. El minqán de Granada del 764/1362 es el único que se conoce que usaba el fuego que consumía el pabilo y derretía la cera de su cirio para quemar las respectivas cuerdas y marcar las horas, seguramente por la tradición de usar velas señaladas con las horas durante la noche.
En el 757/1356 el sultán Abu ‘Inán celebró el mawlid en el palacio de Fez. En una de las qasidas que se recitaron y que aparece recogida en la obra de Ibn al-Ahmar se describe el horologio. Emilio García Gómez dice sobre él de modo sucinto y claro:
En un frente de la gran caja de madera de la manqána estaban las 12 tacas. Encima giraba una media luna metálica, así como revoloteaba un pájaro, también de metal, que al sonar una hora era el que arrojaba una pesa en el platillo de la taca correspondiente, la cual se abría. Novedad: en la taca aparecía la figura de una muchacha, que en la mano derecha llevaba un papel para el Sultán con la comunicación escrita (no dice que en verso) de la hora, mientras tenía la mano izquierda sobre la boca, como quien presta juramento de fidelidad (mubáya‘a) a un rey o a un príncipe heredero”.
En Tremecén había una minyana, con algunos artilugios similares a la de Fez, que se usó para el mawlid de 760/1359 que se celebró en el palacio real (al-dar al-malik) del sultán Abu Hammam Musà II, fiesta de la que tenemos un relato hecho por Abu Zakariyya’ Yahyà Ibn Jaldun (el hermano del famoso Ibn Jaldun).
Según se deduce del texto, la minyana era un arca rectangular en posición horizontal que se podía transportar, por lo que se colocó delante del soberano. El frente vertical de esta arca mostraba doce taqas en fila, que estaban cerradas por postigos, y a cada extremo de las mismas había otra taqa más grande que albergaba un águila. Cuando llegaba la hora el mecanismo interno ponía en acción a las dos águilas que echaban de sus picos unas bolas doradas que caían en sendas escudillas cóncavas y el golpe marcaba la hora de modo acústico; tras esto se colaban por un agujero en la base de éstas, y un conducto las devolvía al interior de la caja del horologio.
Al mismo tiempo que la hora sonaba, la correspondiente taqa se abría y salía la figura de una bonita muchacha con sus vestidos ceñidos al talle, la cual mostraba un poema en su mano derecha y la mano izquierda sobre sí en señal de respeto al soberano.
Por encima del cuerpo de las doce taqas, y algo más bajo de la parte cimera del mueble, había una luna llena que hacía el recorrido sobre la línea del ecuador a través de las sucesivas horas. La parte alta del arca-minyana se adornaba con figuras de plata y tenía, además, un árbol en el cual descansaba un pájaro que protegía a sus polluelos bajo sus alas. Cuando llegaba la hora salía una serpiente de la madriguera en la base del árbol y ascendía por él para picar a los polluelos, por lo que el pájaro piaba con desesperación para protegerlos.



Así, pues, este horologio tenía cuatro artilugios que se ponían en movimiento cada vez que sonaba la hora: 1) Las dos águilas que arrojaban las bolas de sus picos, como en el reloj de Arquímedes. 2) Las doce taqas que se abrían y dejaban salir a las muchachas con los poemas. 3) La luna que realizaba su recorrido celestial como en otros relojes analizados. 4) El árbol con el pájaro protegiendo a sus polluelos de la serpiente, artilugio que ya hemos visto en el horologio de Arquímedes y otros.
En cuanto a las velas nazaríes marcadas para las horas, desde los remotos tiempos de la Antigüedad artilugios relacionados con el fuego, como hachones y velas marcadas, debieron de indicar con bastante precisión el paso del tiempo nocturno. Únicamente se conoce mejor el mecanismo de la clepsidra por ser un objeto mueble que había que construir y se preservaba, mientras que los de fuego se consumían.
En el sultanato nazarí Ibn al-Jatib nos refiere cómo se usaban cirios marcados con las horas y sus fracciones, que al quemarse marcaban el paso del tiempo e informaban de la hora. Así lo relata cuando se refiere al sultán Muhammad III (701-708/1302-1309) en al-Lamha al-badriyya39, a quien 
el destino lo trató con dureza, no concediéndole una salud íntegra amargándole las delicias del reino con una enfermedad crónica, que atacó a sus dos ojos, ocasionada por las continuas vigilias y el uso de luces de cirios grandes como troncos de palmera, en los cuales había unas marcas que registraban el paso de las horas de la noche y de las partes (hazí) de la misma”.
Este sistema medieval, heredado del mundo de la Antigüedad, se practicaba perfeccionado en la corte nazarí. Por último pasemos a estudiar mi restitución del minqán, como lo denomina Ibn al-Jatib, utilizado en el mawlid de 764/1362 en el Mexuar del palacio de Comares de la Alhambra.
El horologio del 764/1362 en el Mexwuar de la Alhambra
Ibn al-Jatib, en su obra Nufáda III, describe el horologio, minkán o mankana, que se usó para marcar el paso de las horas durante el mawlid 764-1362, celebrado en el Mexuar del Qasr al-Sultan de la Alhambra, hoy palacio de Comares. El texto completo lo ofrece el manuscrito de Casablanca, ya que el inédito de Leiden queda interrumpido, en lo referente al relato del mawlid, justo al comenzar la descripción de este horologio.
E. García Gómez, al estudiar y traducir este pasaje de la festividad del mawlid, subrayó en los capítulos y anotaciones de estudio del texto las dificultades que presentaba. Dividió, así, el texto en diecisiete apartados, tratándose del horologio en el 13, parte del 16 y una sola mención en el 1744.
Con objeto de llegar a una hipótesis de su apariencia, posible estructura general y su mecanismo de funcionamiento, me he vuelto a enfrentar con el texto árabe para dar una versión española que permita efectuar las figuras que explican cómo pudo ser, en líneas generales, el minkán de 1362. Para realizar la hipotética restitución con los datos proporcionados por el texto he tenido que usar mi imaginación —nunca la fantasía—, para recomponer en una maqueta un mecanismo sencillo y verosímil que se ajustara a lo que la descripción dice y omite.
Descripción y funcionamiento
“El sultán —con su penetrante inteligencia, fina sensibilidad, sólido buen juicio y perspicacia—, fue el primero en usar una máquina que informaba del paso de las horas de la noche. Fue colocado para aquella noche, por indicación suya, un horologio extraordinario. Era de madera hueca, con la altura de una braza —165 cm a 170 cm—, se cambiaba de su forma redondeada a la dodecagonal y mostraba en lo más alto de cada uno de sus lados un mihrab, y estaba recubierto enteramente de policromía y ornamentación.
Se elevaba por cima de su estructura un cirio encendido que tenía dividido su cuerpo en partes para indicar las horas de la noche. De cada una de las líneas que dividía su cuerpo y que señalaba la hora, salía un cordel de lino que se unía a la cabeza del pestillo visible del mihrab y le impedía caer de arriba hacia abajo y descender.Sobre el tímpano del adel mihrab había un hueco bien hecho que tenía forma hexagonal , cuya función de lanzar a la carrera una bolita obstaculizaba una varilla de hierro que aseguraba la cabeza del pestillo que cerraba el mihrab. Quedaba detrás del mismo hierro que aseguraba la cabeza del pestillo que cerraba el mihrab. Quedaba detrás del mismo del pestillo una bolita de cobre con forma avellanada, y a ésta le impedía la varita que se presentase para el deslizamiento de la caída. Quedaba detrás del pestillo una figura que presentaba un trozo de papel escrito en verso que daba a conocer el paso de la parte de la noche.
Cuando el fuego mermaba el cirio y se llegaba al final de la hora, se quemaba la cuerda que ataba, como se ha dicho, descendía el pestillo, y cesaba el impedimento de la caída de la bolita, y así bajaba y se albergaba en uno de los platillos de cobre bien preservados que llamaba la atención por la resonancia, y de este modo salía el trozo de papel y lo daba el encargado de este horologio al  recitador quien lo declamaba.
Excitó la curiosidad la prueba de esta máquina a la que le era necesaria la naturaleza de su fuego, de su pabilo y del aire contenido en su interior hueco. Su funcionamiento fue perfecto, se siguieron sus cambios, se mostró su propósito así como era ligero su traslado.

martes, 23 de abril de 2013

MERIDIANOS




A los gnómones le siguieron los meridianos. Pero solo cuando se tuvo en cuenta el eje de rotación de la tierra y otros datos científicos y astronómicos calculados con precisión, se construyó el cuadrante solar.
«Se dice que el reloj de Sol en forma de un semicírculo ahuecado de una piedra labrada (cuadrada) cortado según la inclinación local del eje mundial lo inventó un sacerdote caldeo Beroso. El reloj en forma de tazas o semiesferio lo inventó Aristarco de Samos, también inventó un reloj en forma de una losa horizontal (disco); un reloj en forma de telaraña (con red de telaraña) fue construido por el astrónomo Eudoxio de Cnido, pero otros dicen que fue Apolonio de Pérgamo».

Este  cuadrante  solar estaba formado por un estilo y una base esférica sobre la cual se marcaban líneas horarias que señalaban los distintos momentos del día. 

Muchos sabios e inventores del mundo antiguo se ocuparon de mejorar los relojes de Sol. Para que fuesen útiles para cualquier día y mes el cuadrante del reloj de Sol se confeccionaba en forma de múltiples líneas con divisiones, cada una de las cuales se destinaba para un mes determinado. Así era, verbigracia, el reloj de Sol del astrónomo griego antiguo Aristarco de Samos. En este reloj el cuadrante tenía la forma de una copa con una red compleja de líneas trazadas en su superficie interna. El reloj de otro astrónomo de la Grecia Antigua Eudoxio recibió el nombre de «arajna» que significa araña, porque la red compleja de líneas en su cuadrante se parecía a la telaraña. A este mismo tipo pertenece el reloj de Sol que se conservó hasta nuestros días confeccionado por Andrónico de Kirrus con una red de divisiones, calculada para diversos meses del año.


El aumento de la precisión, creando cuadrantes complejos, dificultaba naturalmente tanto la fabricación de los relojes de Sol, como su aplicación. Un paso decisivo en el mejoramiento del reloj de Sol fue hecho citando los astrónomos comprendieron qué ventajas se obtenían, al colocar el indicador del mencionado reloj paralelamente al eje terrestre. Cuando el indicador del reloj de Sol se sitúa paralelamente al eje terrestre, su extremo resulta estar dirigido hacia el Polo Universal, o sea, al punto de la bóveda celeste que, al girar la Tierra, parece ser inmóvil. Si además la tabla con el cuadrante se coloca perpendicularmente al indicador, el extremo de la sombra describe en ella un arco de la circunferencia y la velocidad del movimiento de la sombra permanece constante. Como consecuencia del movimiento uniforme de la sombra, las divisiones horarias resultan ser iguales.

La medición del cuadrante solar constituyo un instrumento de mayor precisión.

De éste surgieron el cuadrante ecuatorial, el indicador del reloj de Sol ecuatorial se efectúa en forma de una barra que atraviesa el centro de la tabla inclinada de manera que una parte de ella sobresale hacia arriba y la otra, por debajo. Eso se hace porque en los relojes de Sol ecuatoriales la sombra de la barra durante una parte del año cae sobre el cuadrante de arriba y durante la otra parte, de abajo.
La ventaja del mencionado reloj es que su cuadrante vale para todos los días del año, con la particularidad que las divisiones horarias se encuentran a distancias iguales unas de otras. Como defecto de este reloj puede indicarse el hecho de que durante una parte del año la sombra del indicador cae sobre el cuadrante por abajo, lo que dificulta la observación.



El reloj de Sol horizontal consta de una tabla situada horizontalmente con un cuadrante marcado en ella y un indicador en forma de triángulo. El ángulo agudo de este triángulo se hace igual a la latitud geográfica de la localidad dada, de manera que la parte inclinada del triángulo resulta ser paralela al eje terrestre. El triángulo-indicador se coloca de modo que su plano sea perpendicular al cuadrante y la línea de la continuación de la base del triángulo se oriente en dirección Norte - Sur. A mediodía la sombra del indicador se dirige (en el hemisferio norte) hacia el Norte. Así pues, la señal del tiempo, correspondiente a las 12, se encuentra en la línea de la continuación de la base del triángulo. En el reloj de Sol horizontal la velocidad del desplazamiento de la sombra durante el día, varía. Por esta razón, en su cuadrante las señales horarias se trazan bajo diferentes ángulos desiguales. En los relojes de Sol horizontales lo mismo que en los ecuatoriales el cuadrante es válido para todos los días del año, con la particularidad de que durante todo el año la sombra del indicador incide sobre su cuadrante de arriba.
En la antigüedad los relojes de Sol tenían una amplia propagación. Los obeliscos altos y esbeltos del Egipto Antiguo servían de indicadores del reloj de Sol. En la india los peregrinos tenían bastones con relojes de Sol en miniatura incrustados en ellos. Un reloj de Sol grande fue instalado en la «Torre de los Vientos» en Atenas. En Roma Antigua el emperador Augusto en el Campo de Marte ordenó colocar a título de indicador del reloj de Sol el obelisco a Sesostrias (Ramsés II) de 34 m de altura que sacó entre los otros trofeos militares de Egipto.
El emperador chino Koschu-King en 1278 construyó un indicador del reloj de Sol de una altura de 40 escalones, El nieto de Timur (Tamerlán), el famoso astrónomo Ulug Beg de Samarcanda lo sobrepasó considerablemente intentando elevar la precisión de la lectura, erigió un reloj de Sol de una altura do 175 escalones (cerca de 50 m).
La atención que prestaban los reyes y cortesanos a los relojes de Sol obligaban con frecuencia a los constructores de los relojes a esmerarse no solo de hacerlos más exactos, sino también impresionantes o entretenidos. El mecánico Regnier hizo un reloj de Sol que con ayuda de vidrios, pólvora y cascabeles a mediodía empezaban a repicar por sí mismo. El maestro Rousseau confeccionó un indicador de tiempo aún más original: mediante un espejo ustorio (espejo cóncavo) colocado y dirigido de una manera adecuada lograba que el rayo solar controlara un cañón, obligándole a disparar a un tiempo determinado.
Los relojes de Sol se continuaban construyendo hasta el siglo XVI e incluso el siglo XVII. Es más, a veces los construian  en tiempos más tardíos, pero ya avanzados y confeccionados por otro tipo de estudios



El cuadrante solar no da en general una lectura directa de la hora (al contrario que los relojes). Es necesario hacer correcciones. Muy a menudo los cuadrantes indican la hora solar local verdadera. Ciertos cuadrantes, sobre todo entre los modernos, incluyen todas o parte de estas correcciones. Es recomendable comprobar la naturaleza y el proceso de fabricación del dial para saber qué correcciones realizar a la hora proporcionada por el estilo.
Cuando el sol pasa por la vertical del sur en determinado lugar, se dice que es mediodía local. Al tiempo definido sobre esta referencia sele llama tiempo solar local. Sin embargo, todos los países han adoptado desde hace más de un siglo una hora uniforme para una región determinada. En Francia los habitantes de Bretaña tienen la misma hora que los de Estrasburgo porque pertenecen al huso horario de Francia: el huso TU+1 lleva una hora más de adelanto con respecto a Greenwich.
Las siguientes explicaciones permiten pasar de la hora solar indicada por un cuadrante a la hora legal dada por un reloj mecánico. 

Corrección por la ecuación de tiempo
La sombra del estilo indica sobre el cuadrante solar el Tiempo Solar y éste tiene una duración variable durante el año, contrariamente al Tiempo Medio usado en los relojes. La diferencia entre el tiempo medio y el tiempo solar se expresa por la ecuación del tiempo (esta diferencia es debida a la variación de la velocidad de la Tierra sobre su órbita elíptica alrededor del sol y a la excentricidad de esta órbita). La corrección por la ecuación del tiempo puede llegar a 16 minutos de adelantado o de retraso según el período del año. Por ejemplo, el 15 de mayo la ecuación del tiempo vale -3 min 47 s. Si el cuadrante indica las12 h de tiempo solar, son realmente las 11h. 56 m 13 s de tiempo medio.
La ecuación del tiempo se pone a veces en  forma de curva aparte del cuadrante, y a veces directamente incluida en él, pero en muchos cuadrantes falta limitando así su precisión. El valor de la ecuación del tiempo tal y como lo proporciona el programa Shadows debe sumarse a la hora solar para obtener la hora media.
Corrección por longitud
El tiempo medio obtenido en la etapa precedente sigue siendo una hora local válida solamente para los lugares con la misma longitud geográfica. El tiempo legal, dado por el reloj mecánico da el tiempo medio del meridiano de referencia regional. Se pasa del tiempo medio local al tiempo legal añadiendo la corrección por longitud que consiste en la expresión de la diferencia de longitudes entre el meridiano de referencia y el meridiano local, expresado en tiempo (a razón de 4 minutos por grado).
De hecho, en Europa, se puede proceder de dos formas para corregir la longitud:
  1. se corrige con respecto al meridiano de Greenwich
  2. se corrige con respecto al huso horario (zona de tiempo) de referencia
1. Por ejemplo, para Besançon (longitud: 6° 02' Este) la corrección de la longitud con respecto a Greenwich es de 6,033° x 4 min = 24,13 min = 24 min 08 s. Como Besançon está  al este de Greenwich, se restan 24 minutos 08 s a  la hora local para obtener la de Greenwich. A continuación se debe sumar el desfase horario con Greenwich. En Francia,  es de una hora en invierno y dos en verano (hasta nueva orden).
Para las 12 h de tiempo solar el 15 de Mayo se tendrá :
    Tiempo Solar                     : 12 h
    Ecuación de Tiempo               :      -3 m 47 s
    Corrección por longitud          :    - 24 m 08 s
    Desfase horario con Greenwich    :  1 h
    Horario de verano                :  1 h
    --------------------------------------------------
    Tiempo legal correspondiente     : 13 h 32 m 05 s
2. Si se corrige con respecto al meridiano de referencia que es el meridiano de Europa Central (15° Este) en el caso de Besançon, como la longitud es de 6°02' se calcula 15° - 6,033°) = 8,966° con respecto al meridiano UT+1. La corrección por longitud es ahora de 8,966 x 4 = 35,866 min o sea 35 min 52 s. Como Besançon está al oeste del méridiano +1, se suma la corrección.
Para las 12 h de tiempo solar el 15 de Mayo se tendrá:
    Tiempo Solar                     : 12 h
    Ecuación de Tiempo          :    -  3 min 47 s
    Corrección por longitud     :    + 35 min 52 s
    Horario de verano               : 1 h
    ---------------------------------------------------
    Tiempo legal correspondiente     : 13 h 32 min 05 s