viernes, 21 de junio de 2013

Las Guildas y los Gremios de Artesanos



Independientemente de los relojeros de las cámaras reales, ya existían las asociaciones de grupos profesionales desde la época romana en el bajo imperio (reinado de Numa), quien establece nuevos colegios (Colegia) con sus normas y cultos propios posteriormente en época de Constantino  se multiplican este tipo de asociaciones y se elevan a más de treinta , algunas profesiones eran traspasadas de generaciones en generaciones , quedando prohibido pertenecer un artesano a más de un gremio, tenían el derecho de establecer sus propios estatutos y sus reglamentos, las decisiones se tomaban por mayoría. Sus recursos económicos iban a una caja común . Ocasionalmente las propias leyes del Imperio les redimían de ciertos impuestos o servicios, como el militar, las guardias de murallas o la obligación de salir de las ciudades en tiempos de peste





 Estos grupos desaparecieron de las ciudades de la Italia bizantina, o de la Italia bárbara en los siglos VII y VIII. Parece que los gremios medievales que surgieron hacia los siglos XI y XII se crearon sobre unas bases muy diferentes y propósitos más amplios. A comienzos de la baja Edad Media, y como producto del crecimiento comercial que acompañó al cambio de milenio, y el crecimiento del tamaño y la importancia de las ciudades y villas, aparecen en la vida económica europea, unas agrupaciones sociales, caracterizadas por la búsqueda común de un interés mercantil específico, denominadas Gremios. Estos nuevos agentes económicos se dividen de acuerdo a la clasificación estamental de la sociedad en Gremios de Comerciantes y posteriormente Gremios de Artesanos, y su vigencia en Europa se mantiene desde el siglo X hasta el XVII.



La historia de la relojería comienza para la mayoría de los historiadores en el siglo XIV época en la que el término “Horologium” queda reflejado. Fue precisamente con la construcción de grandes relojes para las Catedrales y Abadías
Bajo la protección de los abades encontramos las primeras evidencias de una premasonería primitiva, fruto de la renovación del conocimiento y las técnicas “... al lado de los monjes  aparecieron constructores  laicos...” así estos hombres  dedicados al oficio y ligados al principio a las órdenes monásticas, principalmente a las de Cluny y del Cister, se organizan en las primeras asociaciones gremiales. Es el momento de la aparición de los antecedentes de las corporaciones de la baja Edad Media, de las que evolucionaría la Masonería Operativa.



De las primeras preocupaciones de estas asociaciones de constructores está la de dotarse, desde un principio, de un estatuto por el cual repartirse las cargas de trabajo, organizar la incorporación de nuevos miembros, fijar la paga e indemnizarse solidariamente por las pérdidas que pudieran sufrir en sus propiedades, etc.

Estas normativas siempre fueron acompañadas con una historia del gremio que les servía de inspiración y guía religiosa. Así es como se produce la secularización
Al principio, la actividad de estos Gremios era un tanto sedentaria y se encontraba focalizada en un determinado centro urbano, Con la dinamización del comercio poco a poco comienzan a organizarse caravanas o expediciones comerciales a sitios cada vez más lejanos, estas expediciones comerciales se conocerían en los países de habla germana como Guildas y/o Hansas, y en el sur de Europa como Caritas o Fraternitas. Lo normal es que los largos viajes compartidos, el interés común en una ganancia económica y la convivencia permanente hicieran que entre los miembros de estos Gremios se produzca una cercana amistad que se extendería a sus círculos sociales y familiares. Es precisamente en un documento proveniente de una Guilda, del año 1292, cuando se menciona por primera vez el término  “Logia”, haciendo referencia al sitio de reunión de sus miembros.



Así organizados, los Gremios de Comerciantes van ganando en monopolización de su respectiva actividad mercantil y en importancia frente a los señores feudales, que hasta entonces concentraban todo el poder en las ciudades. Este poder se ejerció cada vez más sin timidez, de tal forma, que con el paso de los años controlaron los bienes de producción y la comercialización de los productos.

A los comerciantes que no eran miembros del Gremio se les cobraba mayores impuestos. Los que sí pertenecían a ellos adquirieron influencia política y realizaron alianzas con comerciantes de otros centros de producción o comercialización.

LOS GREMIOS DE ARTESANOS

También conocidos como Corporaciones de Oficios. Son entidades asociativas o societarias que aparecen en la Europa del siglo XII, sobre todo en España, Italia, Alemania y Francia, como una respuesta contestataria al monopolio de los Gremios de Comerciantes y con el ánimo de defenderse precisamente de ellos. En Italia se les conoce como Arte, en Alemania como Zünft o Innung, y en Francia como Corporation de Métier.

La mayoría de los Gremios de Artesanos estaban constituidos por hombres, como correspondía a la cultura cristiana medieval en la que los varones poseían y ejercían muchos más derechos de los que llegaron a tener las mujeres. Sin embargo, en una sociedad sólidamente categorizada existían oficios reservados para las mujeres, y el de la relojería era uno de ellos, aunque previo obligado de un sueldo mitad del masculino. Fueron famosas las Corporaciones de Tejedoras en el siglo XV, de las que incluso se desprende en apariencia una rama Masónica poseedora de un rito derivado de las herramientas del bordado y no del de las artes constructivas

En algunos Gremios de Artesanos cuyos oficios tradicionalmente eran desempeñados por hombres, era lícito admitir mujeres, como un privilegio especial otorgado a las viudas y huérfanas de los miembros que hubieran fallecido o en virtud de una circunstancia excepcional.

Estas Corporaciones de Oficios se establecieron alrededor del castillo feudal o en las afueras de las ciudades para realizar actividades artesanales. En su apogeo, tuvieron gran influencia política y social, y al parecer, su origen primigenio se encuentra en las Cofradías religiosas fundadas inicialmente con el objeto de venerar al santo patrón de los oficios. Por ejemplo, el de los joyeros en torno al culto de San Ives. El punto crítico se presentó cuando empezaron a preocuparse por las necesidades económicas de los cofrades.




Poco a poco estos Gremios de Artesanos fueron concentrando el monopolio de sus oficios, sobre el que llegaron a ejercer un poder absoluto en muchas ciudades europeas, y estratificaron a sus miembros de acuerdo a sus destrezas y conocimientos en tres clases: Aprendiz, Compañero u Oficial y Maestro. El artesano que no perteneciera al Gremio dominante no podía hacer su trabajo en la jurisdicción de este.

La voz cantante en los Gremios de Artesanos la llevaban los Maestros, que más que funcionarios, eran propietarios de la unidad económica, de las materias primas y controlaban la comercialización del producto.

Estos Maestros tenían tantos aprendices y oficiales como lo aconsejaran las necesidades de los trabajos contratados.

Un Taller era al mismo tiempo una escuela. Dentro del Gremio de Artesanos, los aprendices se iniciaban en el oficio de la mano del Maestro y mientras duraba el proceso de aprendizaje solo recibían comida y alojamiento. Muchas veces vivían en la misma casa o taller del Maestro. Cuando el Maestro consideraba que el Aprendiz ya había asimilado lo que le correspondía, lo convertía en Oficial con un sueldo fijo, para posteriormente, mediante la ejecutoria de un trabajo al que se le denominaba Obra Maestra, acceder al rango de Maestro.

Naturalmente, los Maestros no estaban ansiosos por aumentar su competencia y ceder parte del mercado que dominaban, por lo que cada vez las trabas y las pruebas eran más difíciles de superar para los Oficiales.

Con el tiempo, ya en los siglos XIV y XV, los Oficiales se fueron confabulando para exigir mayores sueldos y condiciones de trabajo, llegando hasta el extremo de incluso organizar huelgas. De estas asociaciones de Oficiales de los Gremios de Artesanos se dice que son los antecedentes más directos de los sindicatos.

Los Gremios de Artesanos llegaron a establecer condiciones al mercado a partir de su posicionamiento monopolístico: precio único de bienes y servicios, salarios regulados, márgenes de utilidad controlados, jornada laboral, y estándares de cantidad y calidad de los productos a elaborar y precio de los bienes y servicios finales. Esto trajo consigo la eliminación de la competencia y el no mejoramiento de técnicas. Por ejemplo: Hacia el año 1300 el Gremio de los Tintoreros de la ciudad de Derby, en Inglaterra, había logrado que nadie más pudiera teñir dentro de un radio de 10 leguas a la redonda. En el siglo XIV los Gremios de Artesanos participaban en el poder político de las ciudades cuyo comercio habían controlado. Y el asunto no es de poca monta ya que para la misma época en París existían más de 130 Gremios de oficios, entre ellos el de los Médicos.

Para un mayor control sobre las Corporaciones de Oficio, cada una de ellas se organizaba sobre unos Estatutos, los cuales buscaban principalmente asegurar unas relaciones comerciales monopolísticas y reducir la iniciativa individual, el libre comercio y el desarrollo de la industria independiente.

Los Estatutos señalaban, en la mayoría de los casos, las siguientes prescripciones, redactadas en un lenguaje religioso de corte judeocristiano, acorde con el contexto social de la Edad Media, en donde el cristianismo poseía un gran poder político y económico:

1) Jerarquización de la Corporación en los niveles de Maestro, Compañero (Oficial) y Aprendiz;

2) Reglamentación de las relaciones de trabajo, con énfasis en la protección del Maestro;

3) Prohibición del trabajo nocturno para garantizar la calidad del producto;

4) Descanso dominical por razones religiosas;

5) Prohibición del trabajo a domicilio para no fomentar la competencia;

6) Fijación de los salarios a los Compañeros; y

7) Diseño de un rígido sistema de valores relacionados con la moral pública y privada de sus miembros.





El monopolio de los Gremios de Artesanos comienza a decaer con el advenimiento del capitalismo como nuevo sistema económico que permite la producción a mayor escala, favoreciéndose de paso la creación de más canales expeditos de distribución y nuevas técnicas impulsadas por la mayor competencia entre actores de diferentes mercados.

Los Gremios de Artesanos fueron desapareciendo, o sobreviviendo al incorporar a nuevos miembros que sin ser operarios del Oficio respectivo, sí desempeñaban labores, profesiones u oficios relacionados con el objeto inicial del Gremio, tales como proveedores de materiales o insumos, abogados, médicos del gremio, contratistas, etc.

Es decir, que entre el siglo XVI y comienzos del XVIII, solo sobrevivían en Europa los Gremios de Artesanos que tomaron la decisión de transformarse en asociaciones económicas sectoriales. Entre ellos, algunos Gremios de Constructores, llamados también Masones, devotos de San Juan Bautista, que fueron admitiendo en su seno durante todo el siglo XVI a miembros relevantes en calidad de “Aceptados”.

Justo en este periodo de la historia en que la Inquisición  arrasa  los talleres más relevantes de gremios relojeros en España por ser la mayoría de origen sefardí conocedores y herederos de las técnicas más avanzadas  a la par de la reforma calvinista que será la originaria de una migración sin precedentes de joyeros - relojeros, y que sentará las bases de la cultura relojera en la zona Helvética

miércoles, 19 de junio de 2013

Pensamiento Ilustrado en Torno a la Relojería



 Durante el siglo XVII, hubo en España una gran carencia de artífices relojeros   a pesar del mecenazgo que parecía existir  por la histórica afición a la relojería de nuestros monarcas, esto pudo ser originado primero  por la expulsión de los judíos sefardíes  que fueron en cierta forma los primeros en establecerse como agrupaciones gremiales y aglutinadores de conocimientos  en técnicas relojeras o por la inquisición en tiempos de la reforma. La cuestión es que el impulso de los talleres reales, iba a contar con un angosto periplo.

Desde que se estableciera el que puede considerarse el primer taller real de relojería el obrador de Turriano en Yuste, difícilmente podemos encontrarnos con artífices españoles, aunque los hay, tal es el caso de Gaspar Enríquez, Antonio Matheo, Domingo Fernández,  Isidro Ballesteros y otros más, que no es el tema enumerar pues básicamente me  gustaría tratar  de los instrumentos que se pusieron a disposición de los relojeros, tales como las Escuelas


Según se desprende de los documentos consultados, hubo varias Escuelas de Relojería: una en la calle Barquillo la de los hermanos Charots , que consiguieron que por Real Célula se le concediera el título de “Real Escuela” en 1771;  la” Escuela- Fabrica de San Bernardino” una más en la calle las Carretas y por ultimo  otra en la Calle Angosta de los Mancebos
Esta documentación estrada a propósito de un estudio de los  relojes  de Salvador López, relojero del Real Gabinete y sobre el cual se plantearon serias dudas sobre si su formación era autodidacta o  no; nos viene bien para poder extraer algunas reflexiones.
En 1788, Carlos III aprueba la creación de la Real Fábrica de Relojería, dirigida por el presbítero Vicente Sion y con Abraham Matthew como maestro principal. Estuvo funcionando en la calle de Fuencarral hasta 1793. 


Factores importantes contribuyeron a la creación de esta escuela; una la preocupación urgente por los navegantes que necesitaban un reloj adecuado para el menester y por lo cual, Jorge Juan y Antonio de Ulloa fueron enviados a la expedición de la Acadèmie des Sciencies de Paris para medir un arco del meridiano terrestre y fijar la línea del ecuador. Entonces España e Inglaterra que dominaban el transito marítimo ofrecieron un premio a quien consiguiera construir un cronometro exacto al que no afectasen los vaivenes de los barcos.
La segunda, la mecánica y su aplicación a la medición del  tiempo y otra quizás la de más prospección  seria el Pensamiento Ilustrado  en torno a la Relojería,
Aportamos aquí la Memoria del Señor, Francisco Vidal y Cabasés (L. Fontela)
Pensamiento Ilustrado en Torno a la Relojería

La clase política ilustrada asumió la idea por la cual los pueblos que no se han esforzado por desarrollar la relojería no han llegado nunca a un grado de perfecto de progreso tecnológico, ya que en estew oficio convergían un cumulo de conocimientos y de mecanismos sin los cuales las ciencias no podían alcanzar su grado de madurez. Asi lo expreso uno de los miembros de la Real Sociedad Economica Matritense de Amigos del Pais, Don Francisco Vidal y Cabasés, en su memoria titulada Sobre el Fomento de la Reloxeria:

“El ramo de la Reloxeria es un verdadero compendio de toda la mecánica, no hay ninguna maquina simple, a que no se halle executada en un relox; y no hay ninguno de estos prodigiosos  artificios, que por esta misma razón (…) no forme el segundo ramo de la expresada ciencia”

Pero Rodríguez de Campomanes, Fiscal de Consejo de Castilla y uno de los más firmes defensores del Despotismo Ilustrado describió su obra “Bosquejo de Política Económica Española” aquellas medidas que consideraba indispensables para fomentar este arte:

“Los reloxes extraen caudales enormes del reino y habiendo tantos reloxeros en el,  muy pocos fabrican reloxes nuevos y muchos ni saben. Y es la causa que, faltándoles aquí las varias piezas que se necesitan para que el autor las arme, es difícil fabricarlas, y si todo lo ha de preparar o disponer por si, triplicara el costo, y nunca llegara a establecerse la fábrica. El remedio seria obligar al Gremio y ayudarles a que estableciesen en España diferentes fábricas de piezas a imitación de Inglaterra y Ginebra, porque de otro modo nunca se lograra el fin, lo mismo se puede decir de otras manufacturas distintas que aquí están atrasadas”


De esta manera podemos entender los intentos del Consejo de Castilla, durante los reinados de Carlos III y Carlos IV  para fundar una Escuela y una fábrica de relojería que eliminaran las dificultades para el perfeccionamiento de este oficio en el reino


Memorias del Sr Francisco Vidal y Cabasés sobre el fomento de la Reloxeria. Leída en la Junta General de 11 de Mayo de 1776”Memorias de la Real Sociedad Económica de Madrid”. Vol. II, Madrid.1780Pag, 16
Rodríguez Campomanes, P. Bosquejo de Política Económica Española, delineado sobre el estado presente de sus intereses. Madrid 1784, pág. 107
Sobre el desarrollo de las arte menores  en España se remiten a López Castán, A.” Aproximación de las artes industriales en el Madrid Carolino” en  Madrid en el contexto de lo Hispánico desde la época de los Descubrimientos (Congreso Nacional) Tomo I, Madrid 1994, pág. 697-709, Moral Roncal, A. M “Los gremios menores Madrileños” Torre de los Lujanes. Boletín oficial de la real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País Nª 19(1992).Pág. 85-105

Ciertamente  la aseveracion del documento podria ser aplicable hoy en dia y no seria nada denostado,puesto que entre los cientos de disciplinas que se imparten en España casualmente no existe certificacion acreditada que avale dicha formacion academica 

No obtante la Real Escuela de Relojeria estuvo abierta cinco años, la muerte del Rey,  e informes contrarios a su funcionamiento y falta de subvenciones  provocaron su cierre,
Hoy visto de lejos más parece que los gestores o directores que se alzaron con la Escuela, no tenían ni tuvieron la capacidad suficiente para realizar el proyecto  que la Sociedad Matritense y las políticas de fomento de la época les habían encomendado. 


Claro es, que esto resulta ser muy frecuente cuando las políticas a corto plazo han sido las imperantes, cuestión que choca de frente con un arte tan preciso.