Desde hace algún tiempo, en España y en Europa en general, los relojeros reparadores, se podría decir que están en peligro de extinción y parte de culpa la tienen
los fabricantes de relojes y componentes llamados en relojería fornituras.
Sin fornitura, un relojero reparador no puede terminar su trabajo, ya que para
muchos navegantes, reparar un reloj no es desmontar limpiar y montar o como en
muchas ocasiones he escuchado
“usted abra toque ahí o sople y ya está, no es para tanto”
Frases que a los relojeros reparadores les dejan con la boca abierta.
Este bien
preciado que son las fornituras no están al alcance de todos, tan solo de algunos pocos que han podido invertir
grandes cantidades de dinero en herramientas de última generación y que según las marcas son imprescindibles para la reparación de sus relojes. Es
sorprendente que la vara de medir no sea
siempre la misma y si a esto le añadimos que en España no tenemos una formación reconocida para la profesión de Relojero Reparador, siendo lo único que hay tan solo una FP de primer grado y basada en la micro-mecánica, sí que va a ser cierto
lo de que están en peligro de extinción.
Con estas palabras abría un compañero su pág. de blog, no puedo estar más
de acuerdo, pero que es lo que nos ha llevado a formular tal aseveración?
Para situarnos, en el tiempo, y hacer un análisis que nos sirva para lograr
los objetivos perseguidos nada mejor que un estudio en paralelo a la propia
evolución en la medida del tiempo
Ya sabemos que la denominación no sería”
Relojero”, pero puede valernos “Medidores del Tiempo”
No tengo constancia documental que exista una relación entre ambas
denominaciones, pero no es difícil imaginar que así pueda ser, mientras tanto
lo que si podemos decir, que todo medidor necesitaba utilizar antiguos sistemas
de numeración; así el más antiguo es el babilónico, que
surgió aproximadamente en el año 2000 A. de n. e. Fue el primer sistema
posicional de la numeración conocido por nosotros. Los números en el sistema se
representaban con la ayuda de solo dos símbolos, una cuña vertical V que
representaba a la unidad y una cuña horizontal para el número diez.
Estas cuñas resaltaban en las tablillas d de arcilla por los palitos inclinados y tomaban la forma de un prisma. De aquí surgió la denominación de coniforme para la escritura de los antiguos babilonios. Con ayuda de los signos mencionados, todos los números enteros del 1 al 59 conforme a un sistema decimal se podría escribir exactamente como en la numeración egipcia: es decir, que los signos para el diez y la unidad repetían, correspondientemente tantas veces como el número decenas y unidades.
Las fracciones sexagesimales se utilizaron mucho en la época de los babilonios. Pero aún hoy en día dividimos 1 hora en 60 segundos, y 1 minuto en 60 segundos. Exactamente igual, dividimos la circunferencia en 360 partes, llamadas grados, un grado lo dividimos en 60 minutos, en tanto un minuto en 60 segundos.
El sistema sexagesimal usa una mano, pero dejando aparte el pulgar, que se utiliza para contar los 4 dedos restantes, cada uno de los cuales tiene tres falanges (4 * 3 = 12). Al operar además con los cinco dedos de la otra mano (12 * 5 = 60), se obtiene el número que sirvió de referencia a toda la civilización, además del motivo por el que las horas tienen 60 minutos y los círculos 360 grados.
Así
que aquí tenemos a nuestros primeros “Medidores”, eran cuantos menos los primeros,
físicos y matemáticos
«Se
dice que el reloj de Sol en forma de un semicírculo ahuecado de una piedra
labrada (cuadrada) cortado según la inclinación local del eje mundial lo
inventó un sacerdote caldeo Beroso.
El reloj en forma de tazas o semiesferio lo inventó Aristarco de Samos, también inventó un reloj en forma de una
losa horizontal (disco); un reloj en forma de telaraña (con red de telaraña)
fue construido por el astrónomo
Eudoxio de Cnido, pero otros dicen que fue Apolonio de Pérgamo».
Este cuadrante
solar estaba formado por un estilo y una base esférica sobre la cual se
marcaban líneas horarias que señalaban los distintos momentos del día. Se lo
ubicaba de determinada manera para que señalara la sombra en forma idéntica la
misma hora en cualquier día .Muchos sabios e inventores del mundo antiguo se
ocuparon de mejorar los relojes de Sol. Para que fuesen útiles para cualquier
día y mes el cuadrante del reloj de Sol se confeccionaba en forma de múltiples
líneas con divisiones, cada una de las cuales se destinaba para un mes determinado.
Así era, el reloj de Sol del astrónomo griego Aristarco de Samos. En este reloj el cuadrante tenía la
forma de una copa con una red compleja de líneas trazadas en su superficie
interna. El reloj de otro astrónomo de la Grecia Antigua Eudoxio recibió el nombre de «arajna» que significa
araña, porque la red compleja de líneas en su cuadrante se parecía a la
telaraña
Una prueba
inequívoca de que también fueron ingeniosos delineantes, astrónomos y astrólogos
Desde los
inicios mismos de aquellos tiempos, estos hombres sintieron necesidad de
conocimientos que les ayudasen con su pretendida labor de medir el paso del
tiempo.
Hace más de
5.000 años los babilonios y egipcios crearon los primeros calendarios para poder
organizar la vida de las comunidades, sobre todo en cuestiones relacionadas con
la agricultura y el comercio., los establecieron en tres ciclos diferentes: día
solar, mes lunar y año solar que marcará el paso de las estaciones, cuestiones
por otra parte necesarias para señalar épocas de cultivo
No podemos
negar que estos “Medidores del Tiempo” no fuesen increíbles estrategas, pues en
función de sus cálculos se regían todas las actividades cotidianas. Por otra
parte no puedo dejar de pensar por tanto añadir, el significado personal de
tanta observación, dando cuenta de que el paso del tiempo influía en sus vidas,
nacimientos, crecimiento reproducción envejecimiento y muerte.
No es de extrañar
que fuera la filosofía una de las ciencias más cultivadas en la antigüedad pues
solo con la advertencia del paso del tiempo uno podía ser más consciente de la
levedad del ser.
El
calendario gregoriano actual, hinca sus raíces en aquellos sistemas ideados por
los babilonios y egipcios, heredados posteriormente por los griegos y el
Imperio Romano. El antiquísimo
calendario civil egipcio dividía el año en doce meses de treinta días cada uno,
añadiendo cinco días para ajustarlo al ciclo solar de la Tierra alrededor del
Sol. En aquella medición del tiempo era muy importante el conocimiento
astronómico, sobre todo el referente a los movimientos en la bóveda celeste de
ciertos astros, como la estrella más brillante de nuestros cielos, Sirio. Años,
días, horas, todo un sistema creado por los egipcios que se difundió por toda
Europa y que sobrevivió casi 3.000 años.
Los
medidores del tiempo fueron y siguieron siendo durante mucho tiempo los precursores
de los hoy denominados “relojeros”, gente savia y capaz de superar todas las barreras en
medición de tiempo, Hoy no hace falta documento alguno, las maravillosas
creaciones pueden dejarnos boquiabiertos, mecánica, precisión elegancia….en fin
un arte del que no podemos prescindir
Pero volviendo al tema, cuando podemos decir que aparecieron los primeros relojeros tal y como los
denominamos en la actualidad?
Horología (del Griego: ὥρα, "hora, el tiempo" y
logos, λόγος, "estudio, el habla", lit. el estudio del tiempo) es el arte o la ciencia de medir el tiempo
Horlogerie
(ensemble des techniques de fabrication d'appareils de mesure du temps
Horloger ( f horlogère )
[ɔrlɔʒe, ɛr] adjectif & nom masculin, nom féminin (Masculino
relojero-femenino, relojera)
El griego
constituye un fenómeno único en la
historia de las civilizaciones europeas siendo el único idioma que dispone de
documentos escritos desde el segundo milenio a.C. hasta nuestros días. Así que
aquí tenemos la etimología, Horloger &Horologium, la adaptación a otras
lenguas ha guardado las raíces
Podemos
decir sin menoscabo que el origen de los relojeros se remonta a 2000 a.C
Muchas veces
hemos comentado que durante la edad media todo parecía haberse perdido, que
habíamos entrado en una especie de eterno día gris, más cuando se adoptó el termino horologium descrito
en el famoso libro “Le Román de le Rose “parece que aceptamos con más
claridad el origen de los relojes y a sus artífices relojeros
Como siempre
podemos quedar a expensas de algún historiador que nos acerque aún más a los
datos discutir y discernir, pero podemos
ubicar nuestro “real oficio” en la datación griega.
Pero
sírvanos el siglo XIV de nuestra era,
para hablar con fundamento
Una de las
cuestiones que me he planteado a lo largo de la investigación sobre los relojes
de torre en España , es de donde provenía
el trasvase de conocimiento , dado que algún documento nos puede ayudar,
iremos incorporando algunas fechas y algunos artífices relojeros
En primer
lugar me he inspirado en la obra del rey
castellano Alfonso X el Sabio”Libro de los Relogios” incluida en los “Libros
del Saber de Astronomía” 1276 donde se
describe cinco tipos de relojes:
el reloj de
la piedra, que no era más que uno de sol; el reloj de agua o clepsidra; el reloj de
candela, una simple vela de cera con una larga mecha que duraba toda una noche;
el reloj de mercurio o relogio del argent vivo, en esencia una clepsidra
con mercurio, plata viva, como se denominaba entonces; y por último el reloj
de palacio de las horas, un sistema muy ingenioso de medida del tiempo, que
seguramente nunca llegó a construirse y que consistía en un enorme reloj de sol
del tamaño de un edificio circular con doce aberturas o ventanas por donde
entraría sucesivamente la luz que incidiría reflejada en el suelo.
El
manuscrito
La redacción
de los libros de los relojes fue encargada a Samuel el Levi de Toledo (España)
a quien el rey Alfonso X llamaba nuestro Judío y que es el autor de libro del
relogio de la Candela; los otro cuatro libros de reles fueron obra de Rabiçag o
Isaac ibn Sid, también de Toledo y que
fue autor de otros libros en la misma colección Alfonsina ,versados en otros
instrumentos astronómicos, sus conocimientos pudieron proceder de “medidores del tiempo” de Oriente
islámico , también encontramos a Rabiçag relacionado con el tratado de relojes
del cordobés Al- Muradi (S.XI) así los conocimientos reflejados en” Los Libros
del saber de Astronomía”” emanaron en gran medida del propio Al- Ándalus y de
la invención de estos , que no se conformaron con ser meros copistas sino
artífices de instrumentos astronómicos
En diversos puntos del libro se da a entender
que las maquinas que se describen, están basadas en principios tecnológicos de
origen Griego, concretamente se hace mención a “Irán el Filósofo” quien ha sido
identificado como “Herón de Alejandría”
Las traducciones
de los Árabes han hecho posible que la obra de Herón llegara hasta nosotros por
tanto debemos considerar que la gran tradición Árabe en la construcción de
relojes, ha podido ser transmitida entre el saber griego y la obra de Alfonso X
Los primeros manuscritos que esbozan esa línea
de transmisión de conocimiento,” La Mecánica de Herón” solamente está traducida
en Árabe por, Qusta ibm Luga, realizada en el siglo VIII
Otra
obra importante para la tecnología de
los relojes, y que fue muy difundida en el mundo árabe, fue la Pneumática de Filón
de Bizancio, ambos libros describen los principios tecnológicos en los que se
basaron las primeras máquinas
Otro libro,
este de finales de VIII.es el “Libro de Arquímedes” sobre la construcción de
relojes de agua, cuyo desconocido autor
Árabe se hacía llamar “Pseudoarquimedes” este debió sumar los descubrimientos
de Herón y Filón, para diseñar su complicada clepsidra
En el libro
de la mecánica redactado en el siglo IX por los hermanos Banú Musá aparecen
tecnologías o recursos neumáticos para la circulación de líquidos estas de
origen claramente griego, aparecen utilizados en los libros Alfonsíes “Libro
del reloj de Agua”
Posteriormente
y en el S.X al-Juwrizmi escribió “Las
Llaves de las Ciencias” que contiene abundantes vocablos sobre los relojes de
agua
Por su
contenido el libro que más nos acerca es el tratado de al-Muradi S.XI, “Libro
de los secretos sobre los resultados de los Pensamientos” ,en sus textos
aparecen unos treinta relojes de agua y
mercurio con autómatas y un tratado de relojes de sol; sabemos que el original
se perdió , pero nos ha llegado una copia realizada en el S. XIII por el propio
Rabiçag en la corte del rey Alfonso, con la cual nos encontramos con una de las
fuentes árabes probadas de las que pudo estudiar Rabiçag antes de hacer la
traducción al Castellano
En
definitiva , los historiadores citan a nuestro rey Alfonso X el sabio porque acertó
a recoger en su compendio las formas de medir el tiempo y que se remontan a los tiempos mencionados ,
pero no solo logró su propósito sino que nos ha dejado los nombres de sus “Medidores
de Tiempo” , sin embargo sostienen que
tales formas eran más empíricas que prácticas , yo personalmente no estoy de
acuerdo , pues ningún paso podemos saltarnos , sería como decir que los cronómetros
no son fruto de la evolución de aquellos relojes de la edad media ,más sencillo
aún decir que nosotros no somos la evolución de aquellos que nos precedieron
FRIENS!!!!
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