Según el calendario gregoriano vigente, el siglo
XVIII comprende los años
1701-1800 ambos incluidos, de la era cristiana. En la historia
occidental, el siglo XVIII también es llamado Siglo de las Luces, debido
a que durante el mismo surgió el movimiento intelectual conocido como
Ilustración En ese marco, el siglo XVIII es fundamental para comprender el
mundo moderno, pues muchos de los acontecimientos políticos, sociales,
económicos, culturales e intelectuales del siglo han extendido su influencia
hasta la actualidad.
De hecho,
para la Historia Occidental, es el
último de los siglos de la Edad Media y el primero
de la Edad Moderna
El arte del Siglo XVIII se
desarrolla en medio de grandes cambios a nivel filosófico, científico y
religioso. En el llamado Siglo de las Luces surgieron en Europa numerosas
corrientes de pensamiento, esta variedad se manifestó en materias que hasta
entonces permanecían más o menos unificadas: arte ciencia y religión.
Los
ideales del estilo Rococó así como del Barroco se basan en la consideración de
las ideas del nuevo pensamiento ilustrado, este proponía la abolición de toda
idea estética preconcebida, para así, desde una perspectiva netamente
humanista, rehacer todo cuanto se consideraba como verdad absoluta.
La línea que separa la arquitectura
Barroca y Rococó es muy fina en cuanto a los ideales estéticos que las
inspiran, sin embargo, se puede observar un gran cambio en las formas de las
construcciones y su ornamentación, esta transformación responde al intento de los
arquitectos de suprimir las pocas influencias religiosas que aún influían en el
arte Barroco. Así la arquitectura Rococó busca ser una expresión pura del ser
humano.
Y el tiempo no cesa, con la aparición de una
nueva tecnología de control (escape) inventado por Huygens, pasamos a un cálculo y una precisión en nuestros
protagonistas, de alrededor de un cuarto
de hora al día a unos pocos segundos. Solo nos queda incorporar la aguja
minutero a las esferas, pero ha de pasar otro tiempo.
Mientras tanto en las artes, el llamado estilo
barroco, que surge primero en Italia en el siglo XVII y rápidamente se
adopta en el resto de Europa, sigue dominando durante gran parte del siglo
XVIII. Los arquitectos barrocos del siglo XVIII desarrollan un estilo cada vez más
elaborado, con formas geométricas inusitadas (como parábolas y elipsis),
estructuras curvilíneas que podemos ver en las cajas o jaulas de los mismas
armazones de los relojes monumentales ,. El estilo rococó, que se popularizó
primero en Francia, de cuya monarquía provenían los reyes Borbones de España,
se caracteriza por su extrema ornamentación y opulencia.
En contraste con el
barroco típico del siglo XVII en el que a menudo la oscuridad desempeña un
papel importante (por ejemplo en el juego de luces y sombras conocido como claroscuro
o tenebrismo), en el rococó y el barroco tardío en general, la luz
suele dominar. En España este gusto por la ornamentación recargada es notable
ya a principios de siglo, cuando tres hermanos arquitectos de Madrid, José, Joaquín
y Alberto Churriguera, gozaron de enorme éxito. En las esferas de los
relojes se remarca el estilo como si a
fecha debiera quedar inscrito el estilo asociado con estos arquitectos.
Personalmente
soy una apasionada de este siglo (Siglo de las Luces)
Durante esta época el estilo barroco se reflejó tanto en las grandes esferas como en las propias
maquinarias, que no solo atendían ya a su precisión, sino que por un lado
supusieron la presión en la vida cotidiana y por otro la abstracción de horarios cada vez
más importantes por las indicaciones de tiempo
Los estudios
físicos y técnicos de estas voluminosas
máquinas de reloj, nos sugieren más que ninguna otra, la gran variación de
toques de campana, esto quiere indicarnos los gustos del barrocos, no solo eran
refinados en la construcción y adornos
de las propias maquinas sino que se dejaban atrapar por los sonidos.
En la mayor
parte de estos relojes se recoge una
historia única y peculiar de cada lugar, son los llamados relojes asociados a
campanas
La sociedad
del momento no presumía solo de su reloj comunitario como el más bello y
preciso, si no que su sistema de sonería variaba., así tenemos casos de relojes
que tocaban: una campanada al mediodía,
dos campanadas a los cuartos, tres a las medias y cuatro a los cuartos ., otros relojes acompañaban el transcurrir con
toques cada media hora ,sencillos toques
para relojes menos relevantes y un largo etc. que iremos señalando con el
desglose particular de cada reloj.
Empezaron a desarrollarse los campaniles, de
gran belleza ornamental, formando conjuntos armónicos de gran calidad sonora
Durante nuestro trabajo de campo hemos podido
comprobar las modificaciones que se fueron haciendo a aquellos relojes dado que
no todo está perdido y en España se conservan muchísimos modelos
Tenemos
constancia de las modificaciones que debieron efectuar los relojeros de
entonces, a diversos relojes donde puede
comprobarse el cambio del escape de
paletas por el de ancora, así el órgano
regulador preciso también de modificaciones que iban imponiendo los tiempos y
usos. Empezó siendo el foliot ya nombrado, pasando por el muelle, espiral cuyas
patentes en España han quedado constatadas
hasta que por fin apareció el péndulo
Hoy en día y sin un estudio previo sería casi imposible
asociar una esfera rococó a un reloj asociado a campanas , mas con una
implacable doctrina de aprendizaje y profesionalidad no es imposible , siempre
hay datos que delatan si la maquinaria fue o no posterior a las esferas ,
Estos tiempos
de cambios y modificaciones pueden resultar confusos para la tarea de un conservador-
restaurador de relojes mecánicos, pero como suelen decir “solo hay que seguir
los pasos de la propia evolución de la relojería y ser respetuosos”
A partir de
aquí sobran especulaciones y estudios empieza el tiempo de la ilustración y la
documentación aguarda cautelosamente esperando dar respuestas más veraces a
todo tipo de intervención en un bien cultural como es y son los relojes de
torre tal y como los conocemos hoy en día
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